Sunday, March 27, 2011

Arquitectura: poesía y ética


La arquitectura no se ocupa simplemente de construir edificios para que se realicen en ellos determinadas actividades humanas.

Es necesario desprenderse de la idea confusa que relaciona a la arquitectura con el significado de la mera solución de contenidos programáticos que se encajan en una forma edilicia. Una tal definición nos refiere a la actividad constructiva que no pasaría de ser una solución de ingeniería en el mismo plano de los servicios públicos como la recolección de basura o el alumbrado (Eco, 1968)

La arquitectura debe, ciertamente, implementar la soluciones tecnológicas, y resolver problemas funcionales, pero su esencia transciende estas preocupaciones pragmáticas y se manifiesta en el plano de lo poético a través de la creación de espacios significativos para la humanidad.
Si pudiéramos decir en otras palabras, en forma de prosa el significado del poema, no habría razón para escribirlo.” (Perez-Gomez, 2007)

La arquitectura es esencialmente un evento y como tal articula planos de significación que van desde lo cultural local y el entorno físico inmediato, hasta los postulados éticos y epistemológicos de una actividad proyectual que se lleva a cabo en un “aquí y ahora”. La arquitectura manifiesta su significación en nosotros por concurso del albergar una actividad especifica en una configuración espacial única, y se hace presente con la potencia de cambiar nuestra experiencia de estar en el mundo y de relacionarnos con él.

Esta potencia de la arquitectura para manifestarse como una extensión misma de nuestro estar corpóreo en el mundo, a través de la experiencia espacio temporal, surge de su constitución poetica fundamentada en la imprimación ética que sustenta la actividad proyectual.

La honestidad en la interpretación del sitio, el rigor en el estudio de la actividad que va a facilitar el espacio arquitectónico, el respeto y valoración del contexto histórico cultural en que se desarrolla el proyecto, la adecuada comprensión del espíritu de la época, se constituyen en los elementos fundamentales para una propuesta arquitectónica capaz de presentarse siempre como promesa de un mejor estar en el mundo.

Elías Marín Lara
Noviembre 2010

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